El invierno huele a mojado, a calcetines de lana, a cocidos.
A vaho en el espejo, a luces de colores en la capital. Huele a café, a noches
largas bajo el nórdico, huele a palomitas, a castañas asadas. El invierno huele
a regalos, a magia en las habitaciones de cualquier hotel. Huele a leña quemada
y a cenizas. A viento en los ojos, a
amor y a desamor. Huele a reencuentros. Y a mi me gustan los reencuentros. Esos que
te salvan un lunes desde por la mañana y te hacen reír mientras despegas tus
párpados de las sábanas. Entonces llega tu madre para despertarte pero ya estás
despierta y sonríes más de la cuenta. Es que he soñado que me abrazaban, mamá.
Y me pregunto por qué a todo el mundo le gusta el amor. Pero
el amor de ese que no existe. El que nos cuenta la letra de una canción o el
argumento de la peli de antes de ayer. Verás, pequeña, de eso ya no queda. Y no
sé si algún día quedó.
Los amores cortos son tan sanos como el deporte y tan
rápidos como las ruedas de un monopatín cuesta abajo. Que duran lo que dure tu
cuesta. Ya me entendéis.
Y dicen que si lees el periódico por las mañanas se te puede
cortar la leche del café y hacerte vomitar. Y en la tele rebosa la basura, y
además un tío, diplomado en derecho, nos quiere robar nuestros derechos. Y
llega el 17 de octubre. Pero hija, no vayas al centro que tengo miedo.
Y de mis 140 caracteres hoy utilizo 15 sólo. Para deciros
que alguien muy dulce me endulza los días y las tardes. Y las noches. Y, mientras,
el suelo está mojado. Y, con mucha suerte, le dan curro a un viejo amigo que me
hacía temblar hace años.
Y la lejanía entre nosotras, finalmente, se ha hecho
evidente. Y me sobran los motivos ahora para no volverme loca contigo. Como
antes. Y me da mucha pena. Pero me siguen gustando los reencuentros y
últimamente he tenido muchos de esos. Así que son 327 de cal y media de arena. Y
los granos de arena se empiezan a erosionar con este invierno frío, estas
lluvias torrenciales y este hielo de las 6 de la madrugada. Y, además, puedo decir que
cuando llegue Diciembre me va a dar igual el olor a leña quemada, el del café,
las luces de la capital y hasta los calcetines de lana. Porque un avión me va a
dejar reencontrarte. Y harás menos frío este invierno.
1 comentario:
¿De dónde has salido Ali?
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