29 mar 2012

Primera primavera.

Entre el guión de una peli mala y mi pelo se oía su risa en mi oído y me hacía cosquillas entre beso y beso. 
Soy capaz de verle el pelo más rubio y los ojos más verdes, al menos cuando está conmigo.
Eres esa tarde por Madrid, ese otoño que estaba planeado ser diferente.
Eres esos nervios vestidos de azul que se han hecho crónicos una vez a la semana.

Entonces llegó la primavera después de seis meses y te dejas llevar.
Con mucha suerte, Toledo en la 254 también nos ve crecer. En el espejo del baño o en el de la habitación. Con espuma en la nariz o hielo en las manos. Con las piernas heladas o la boca seca. Con el pelo en burbujas o escuchando un piano. 
Y de postre helado de vainilla, en la planta -1. 
Zumo de naranja y unas pringles para la vuelta. 
Y la sonrisa medio borrada por el beso de despedida. Pero los recuerdos, a veces, podían con ella.

De Coslada a Tres Cantos. De Madrid a Toledo. De aquí al infinito. Eso es todo lo que te quiero.


No hay comentarios: