Contigo.

Crees que eres gris,
ese gris borroso, ese gris turbio.

Y, efectivamente,
eres gris.
Pero eres gris emoción:
mezcla de emociones inexplicables
al verte.

Gris del que da las claves,
del que avisa las tormentas y
me salva de ellas.
Del que avisa las tormentas y
me llueve encima todas esas emociones que
no entiendo y
sigo sin entender.

Sigo sin entenderme:
allí empapada de magia,
empapada de tus brazos.

Pero lo importante es que sigo y
tú sigues
mojándome:
me empapas para aprenderte y saberte y,
joder,
qué bien sabes.

Y entonces lo entiendo todo:
este mundo de mierda necesitaba magia,
por eso te hizo.

Y aun no te despegues,
que estoy a punto de despegar yo,
de despegar
contigo.